El ‘calçot’, ahora en empanada

Empanades de calçots

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Con el frío, empanada de calçot. Nueva especialidad en Mimmar, empanadas mediterráneas

Con la llegada del frío, ¡¡¡calçots!!! Pero en empanadas. Porque ya lo íbamos anunciando desde que abrimos en octubre de 2021: cada temporada, una nueva empanada especial será la estrella de Mimmar. Y con la llegada del frío, estrenamos la empanada de calçots y romesco, una de las especialidades más conocidas y populares de la gastronomía catalana. 

La nueva empanada de calçots (que se identifica con una estrella “tatuada” en la masa de la empanada), tiene un relleno inspirado en la auténtica receta catalana de calçots con salsa romesco. Ésta está hecha con ingredientes de nuestras comarcas: almendras, vinagre, tomates y ajo, y un toque especial, el que ha elegido el chef Àlex Juncosa, creador de esta suculenta y sabrosa empanada de Mimmar

Y es que, en Mimmar nos encanta poder ofrecer los platos de nuestra cocina, de la cocina mediterránea, en forma de empanada. Una manera fácil, divertida e informal de comer recetas de toda la vida. 

El origen de los calçots y las “calçotades”

Porque los calçots son una de las especialidades más arraigadas de la cocina catalana. Dicen que la tradición de comer calçots empezó hacia el siglo XIX cuando un campesino llamado Xat de Benaiges decidió probar una nueva forma de plantar las cebollas blancas para comerlas a la brasa: las dejaba germinar y antes de que crecieran del todo, las desenterraba y después de un tiempo las volvía a plantar pero solo a medias; dejando medio bulbo al aire y añadiendo tierra a su alrededor. A medida que éste iba creciendo, conseguía que la cebolla se estirara. A esta técnica le dijo “calçar”, y por eso el nombre de “calçot”.

Pero como en todo esto del comer y del beber, hay quién piensa que el origen es otro. De hecho, algunos historiadores apuntan a los antiguos romanos como sus creadores. Esta teoría se basa en una pintura del siglo III en la que aparece una figura devorando el “porrus capitatus” (denominado así en la literatura latina), nombre que los romanos otorgaban a estas cebollas alargadas.

Sea como fuere, en Cataluña, especialmente en Tarragona, los  calçots son los reyes de la temporada de frío. Desde noviembre y hasta marzo, casi hasta abril, según el frío que haga aquel año, los campesinos cultivan estas cebollas que nos apresuramos a comerlas en grupo, en “colla”, una vez cocidas a la brasa, y acompañadas por salsa romesco. De hecho, la tradición de las “calçotades” es mucho más reciente. Ya en el siglo XX, la “Peña Artística de la Olla” popularizó las “calçotades”, puesto que eran encuentros gastronómicos a los que acudían personalidades del mundo artístico y cultural de Barcelona. 

Y ahora, empanada de calçot

Hoy en día, el calçot no solo se puede saborear en grupo alrededor de un fuego y de sus brasas. Muchos restaurantes lo usan para elaboraciones culinarias más trabajadas. El calçot protagoniza desde entrantes sencillos como los calçots rebozados, a otros platos como por ejemplo la coca de calçot, la quiche de calçot, el tocino satinado con calçots y calamares, el ravioli abierto con cigala y caldo de calçots con trufa, el arroz negro con crema de calçots y chipirones, puntitos de alioli de azafrán y romesco… 

Ahora, también, los barceloneses pueden disfrutar y saborear esta dulce cebolla de una manera más informal, más divertida, en forma de empanada. Ven a nuestra tienda en la C/Córcega 207 para llevártelas, o pídelas online para recibirlas a casa.

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